Yo no tenía ganas de reir, tú reías para no llorar;
yo le guiñaba un ojo a mi nariz, tú consolabas a tu soledad.
Yo sin ninguna escoba que vender, tú con mil y una noches que olvidar;
A mí no me quería un hombre, a ti se te moría una ciudad.
lunes, 17 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario