Muchos enamoramientos. Y otras tantas decepciones. Pero nunca lo bastante amargas como para que mi corazón lleve las cicatrices. En caso de emergencia, me dedico simplemente a escuchar alguna canción, y dejo a las palabras de Cabrel el cuidado de poner un bálsamo sobre mis heridas: “Si lloras por un chico, no serás la ultima. Los peces suelen ser mas afectuosos”. ¡Relegado al rango de “subsardina”, hasta el chico mas lindo pierde mucho encanto!
martes, 27 de enero de 2009
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